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miércoles, 1 de agosto de 2012

UN PERÍODO DE PAZ


Este período sigue la profecía de Daniel 9:27, donde explica que Israel establecerá un pacto con el príncipe pequeño de Daniel 9:26. Éste pacto consiste en un espacio de siete años o setenta semanas, donde el príncipe pequeño será su gobernante. Los detalles de este pacto no son muy claros, pero todo parece suponer que se trata de un pacto de protección. Israel ya no tendrá conflictos armados y el mundo estará en completa paz, mientras el cuerno pequeño, el príncipe que los regirá, no rompa el pacto. Cuando esto suceda, colocará su imagen el templo judío y exigirá que se le rinda culto (Mateo 24:15; 2 Tesalonicenses 2:3-4[1]). También dentro de este tiempo, el templo de Jerusalén que fue destruido en el año 70 d.C. será reconstruido, para cumplir la profecía de la abominación en el templo. Hecho bien marcado en Daniel 9:27, donde se predice que cesará el sacrificio, hecho apoyado por Daniel 12:11 que habla de la finalización de los sacrificios diarios. Obviamente los sacrificios no podían cesar sin haber sido reiniciados, y la reiniciación de los sacrificios requiere de un templo en Jerusalén. Nadie sabe exactamente en qué momento será reedificado el templo, pero es claro que estará en funcionamiento cuando comience este período de paz.
No obstante esta tranquilidad será intervenida por un ataque protagonizado por los enemigos de Israel al mismo. Éste es un hecho dramático descrito en Ezequiel 38 – 39. En la cronología de los sucesos escatológicos, Ezequiel 38, ubica este ataque en un período de paz en Israel; período que podemos analizar con el que se da después de haber hecho el pacto con el cuerno pequeño, o el príncipe que los gobernará. Este ataque, desafía todo el pacto de relaciones entre Israel y el príncipe. Pero debido a que se trata de un ataque sorpresivo, no habrá un ejército que los defienda de los invasores. En cambio, Dios interviene sobrenaturalmente para salvar a su pueblo y acaba con las fuerzas invasoras en una serie de catástrofes descritas en Ezequiel 38:18-23. Esta guerra destruye el período de paz y prepara el camino para el nuevo período final.


[1] Éste versículo nos habla claramente que este cuerno pequeño, y el período de siete años, debe de tratarse antes que la venida del señor. El propósito de 2 Tesalonicenses es corregir el error en Tesalónica de que le venida del Señor ya está, poniendo en claro que la gran apostasía y la venida del hijo de pecado, así como las señales que ya mencionamos al principio de esta investigación, preceden a la Segunda Venida de Cristo. En éste versículo, la resurrección ya está hecha, y ahora esperamos a nuestro Señor, con toda su gloria, para juzgar al mundo por sus obras. 

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