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viernes, 27 de julio de 2012

La Doctrina de la Segunda Venida de Cristo.


“Cristo dejó en claro que vino al mundo para buscar a los que estaban perdidos”.[1] Esto en primer plano es la Primera Venida al mundo, que es exactamente donde los judíos se equivocan; ellos aún esperan “al Mesías”. Los judíos rechazaron a Jesús[2] porque ellos esperaban al Jesús de la Segunda Venida, el Jesús victorioso, el libertador, aquel que los libraría del yugo de Roma. Pero también esta Primera Venida es parte importante en la Segunda Venida, pues sin la búsqueda de los perdidos, no habría razón de una segunda venida que traería juicio para aquellos que no alcanzaron a entender su propósito. Éste propósito lo trataremos más adelante.
El Antiguo Testamento (y en el Nuevo Testamento también se nos explica) nos habla sobre dos venidas, uno como mesías sufriente, que debía dar su vida por nosotros, es decir, morir por nosotros para lavarnos con su sangre de nuestros pecados (Jeremías 23:5-6; y Marcos 8:31, palabras del mismo Jesús, quien dijo que debía de sufrir, pues así estaba dicho) y otro guerrero, que libraría de la tiranía a su pueblo (Isaías 9:5-7). Claramente los judíos estaban aferrados a la idea de que el Mesías vendría a librarlos ahora y en ese momento, cuando se encontraban siendo pisoteados por los romanos y el filo de su espada, pero Jesús se presentó como un Mesías sufriente y destinado en ese momento a sacrificarse por su pueblo, no a golpear a la poderosa República y salvar al pueblo judío de la opresión romana. Jesús mismo sabía de lo que ocurría dentro de los corazones de los judíos y dentro de sus mentes; por eso, cuando sus discípulos entendieron quien era Él, les mandó a decir que no dijeran nada a nadie, para que no se alarmaran y entendieran la enseñanza de su muerte en el plan de Dios (Hechos 2:23), y así rescatar al hombre de sus pecados.



[1] Norm Lewis. Prioridad Uno, lo que Dios quiere. 1993, Colombia. Omlit. Pp. 45. (La cita bíblica se encuentra en Lucas 19:10; Mateo 18:11; 1Timoteo 1:15; Lucas 15:1-32 y se refiere a los pecadores, aquellos que no han aceptado al Señor como su salvador o son ignorantes de ello).
[2] (Juan 1:11) Esta es la cita bíblica que nos habla sobre la razón por la cual Jesús estaba en la tierra, porque ellos (los judíos) eran los que lógicamente debían recibirlo, pero ellos lo rechazaron; no lo recibieron en su propia casa, como lo señala claramente el hebraísmo de la cita. No aceptaron o no reconocieron que Él era la persona que decía ser (Mateo 24:5; Marcos 8:27-30). 

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